I. Indicios

- Y esto fue Diabulus in Música, de la banda folk metal, lamentablemente separada, Mago de Oz. Si tienen algún otro pedido no duden en llamar a la estación para que puedan escuchar su música favorita, aquí en, TúMúsica 91.2 FM, la estación de radio favorita de todo el país. A continuación, las noticias de las cinco por Luchito.

- Gracias Kevo. "Trabajamos para descubrir la fuente del material audiovisual, publicado el día 23 del presente mes, en nuestro espacio informativo: Hora 10". Fueron las declaraciones que dio, el vocero oficial Rafael Sanbrano, luego de la demanda interpuesta por el Ministro de Transportes y Comunicaciones...

Interrumpimos la programación habitual para dar un anuncio de interés público.
Ante la difusión del reportaje trasmitido por el noticiero informativo Hora 10, el día sábado 23 de febrero del año 2013. La gerencia a tomado como medida ejemplar, sancionar a todos los responsables de difundir dicho material con el despido inmediato. También, hacer de información pública que el material audiovisual difundido en el reportaje; fue catalogada como montaje, luego de las pericias realizadas por especialistas de la DIRINCRI. Lamentamos haber causado desinformación al público en general.

Atentamente: La gerencia de canal 6.

Ayer a las dieciséis horas, efectivos de la PNP hallaron el cuerpo sin vida de una niña de ocho años en el local de inmuebles La Charito, luego de una llamada anónima por parte de los vecinos quejándose de un olor nauseabundo proveniente de las instalaciones. La Dirección Regional de investigación Criminalística aun no ha logrado identificar el cadáver, debido a la extraña putrefacción que presenta. "Las larvas encontradas indican que el occiso lleva muerto alrededor de siete días; sin embargo, su estado de descomposición es muy parecido a la de un cadáver de tres semanas" fueron las declaraciones que dio el médico forense Abel Castilla, encargado de realizar la autopsia pertinente.

II. Defunción

Dos meses después.

Las incandescentes llamas del voraz incendio destruían el edificio desde sus cimientos. Cada habitación carbonizada, clamaba por contar con desespero los sucesos acontecidos los últimos meses, antes que los escombros sepultaran para siempre su testimonio. Tal vez; por ello, el único espectador de aquella función, un harapiento muchacho de tez oscura y complexión delgada. El cual, levaba puesto ropas calcinadas, que antes asimilaban la forma de una camisa blanquecina, combinada con un pantalón crema. Se pocisionaba a medio metro de las fauces del infierno; dedicando unos minutos a recordar su estadía en aquel lugar, mientras el abrasador calor del medio día, aumentaba por el de las llamas emergentes.

Sólo hace dos meses los tabiques y las paredes de la estructura incinerada, albergaban en su interior a nuestro singular asistente. Sólo hace dos meses; se podía escuchar los ladridos de un pequeño y peludo Shih Tzu, custodio del jardín exterior de la vivienda. Un roble grueso de unos ocho metros de altura, que tiempo atrás se imponía en la entrada de la casa; ahora, ardiendo en llamas hasta sus raíces. Fue el único testigo, por la persistencia del can, al tratar de atrapar las sombras que osaban asomarse cada cierto tiempo, en las rendijas inferiores de las puertas metálicas color rojizas. Para Rafael, el incógnito observador; criar a una mascota, era una de las cosas que nunca hubiera imaginado realizarse. Eran sucios, dependientes y desobedientes, ese, era el concepto que tenia de los animales; sin embargo, Titán, fue una historia totalmente diferente.

Sus caminos se entrecruzaron una oscura noche lluviosa, de noviembre, en el frío pavimento cementado de la carretera central. Caminando de regreso a casa, luego de trabajar como guardia de seguridad en Aladin, un traga monedas, ubicado en las inmediaciones de la plaza mayor de la ciudad. Rafael, pensaba en el pronto ascenso que iría a recibir. -Sólo unos meses más- comentaba en voz baja, mientras sus manos buscaban calor, en el interior de su abrigo negro hecho de cuero, e imaginaba el reconfortante departamento que su nuevo puesto traería. -Unos meses más- predicaba, ilusionado en los beneficios de su ascenso. Horarios más cortos, un verdadero seguro médico, salario más remunerado y sobre todo, no tener que tratar, cada noche, con violentos sujetos en estado etílico. Ello, era una buena oportunidad para pensar en la carrera profesional, que tanto deseaba, y no podía iniciarla, por culpa de su empleo a tiempo completo. Sus pensamientos, fueron bruscamente disueltos, por la ventisca que se había formado repentinamente; obligado a resguardarse del inclemente clima, busco rápidamente un local abierto con la mirada en el horizonte. El sendero se volvía más resbaladizo a cada segundo que transcurría, mientras el desesperado vigilante, corría hacia un bazar de puertas entrecerradas. En un intento fallido por alcanzar rápidamente su objetivo, el desdentado calzado negro que poseía, patinó hacia adelante, debido a un charco que se había formado en la parte inclinada de la vereda. Su cabeza se torno hacia atrás; al segundo, que sus apéndices superiores, obligarán a salir de su refugio a sus aún congeladas manos; que en ese momento, trataron de aferrarse ha algún apoyo no caer. Lo último que recordó; fue el sonido de su cráneo impactando contra el frío pavimento.

En los pocos segundos de su inconsciencia, un sueño extraño se dibujó en su mente. Él, estaba en medio de una sanguinaria pelea, que era librada en la intemperie de una planicie árida, al calor de un resplandeciente sol. Varios humanoides rojos, luchaban con unos terribles leones salvajes; los cuales, batiéndose en batalla, utilizaban sus afiladas garras curveadas, en contra de las espadas doradas que blandían sus contrincantes. Mientras la sangre se derramaba de ambos bandos; un león majestuoso se le acercó de frente. La melena castaña del felino, y su exponencial masa muscular, indicaban que era el líder de la manada. Hasta ese momento, el desvariado soñador no sabía su papel en esta cruenta guerra, fue una sorpresa, ver su silueta rojiza reflejada en la mirada de la fiera; cuando esta, se abalanzaba con un salto mortal hacia su presa. El viento se tornó frío y el resplandeciente sol se volvió gris, mientras que el majestuoso animal, era reemplazado por un ovillo ondulado del mismo color, que la mata del prominente felino. Lo siguiente que noto, fue cuatro peludas patas presionándole el pecho, y una lengua áspera acariciando sus mejillas, mientras un ocico húmedo; chocaba con su pronunciada nariz. El sueño se había mezclado con la realidad, que reclamaba la atención del desvariado sujeto, puesto que la caída le posicionó en un inminente peligro. La mitad inferior de su cuerpo estaba segura en las veredas empapados de agua, mientras que la otra mitad se encontraba situada horizontalmente en la transitada autopista. Al contemplar lo delicado de su situación, sujeto al perro entre sus brazos y se incorporó inmediatamente, dirigiéndose al extremo seguro de la carretera.

Las manchas de barro en la parte lateral de la camisa azul que llevaba puesta, eran reveladas, al momento que el desorientado vigilante elevaba al can a la altura de su mirada. Los ojos marrones del cachorro, se encontraron con unas grises y profundas, cuencas oculares del guardia de seguridad. En ese instante, una conexión entre los dos sucedió. Aquella pequeñin, le salvó la vida; al lamerle las mejillas salpicadas de chocolate, que hace menos de una hora había adquirido en la confitería adjunta de su trabajo. Fue el momento; para devolverle el favor. Lo adoptó, crío y mimó, como si fuera un infante desamparada."Titán"; era el título, que le daban los antiguos griegos a los padres de sus dioses. Grandes, fuertes, poderosos e insaciables. Magnificaban las cualidades del pequeño Shih Tzu, que cada momento a partir de ese día, acompañaría a su amo hacia cualquier destino.

Fue sólo hace dos meses. Que en una fría noche de sábado junto a su fiel amigo; acurrucados en el desgastado sillón azulado, veían las noticias nocturnas en el plasma de veinte pulgadas, dentro de la reconfortante sala de estar. Todo ello, gracias al nuevo salario que ostentaba hace menos de un mes. Como siempre, comentaban acerca de alguna tragedia o de un inminente cambio social. No sorprendía, ver al bajito, calvo y regordete conductor, adornar la despedida de la emisión, con una pausa dramática; seguida de una arenga a todo pulmón, exageradamente elaborada, en contra del gobierno. Fue por ello, que nadie que observara el programa de aquella noche, se le planteo la idea, de que el alterado presentador; por primera vez, decía la verdad.

-Antes de despedirnos... Hoy a las seis de la mañana, las oficinas de Hora 10 recibieron una vídeo cinta. Cuyo contenido, muestra una atrocidad cometida por una unidad del ejército peruano, en una base militar aún no identificada. Dicho material, nos fue arrebatado por la gerencia, quien prohibió la difusión del multimedia, alegando motivos irrelevantes al caso. Sin embargo, hace pocos minutos, un personal del programa logró recuperar esta cinta- Tomo una breve pausa, y tragando un poco de saliva, que se hacía visible por una morada corbata, que le ajustaba el pescuezo, continuo -¡Como periodistas, tenemos un deber moral hacia la verdad, la cuál debe prevalecer ante hechos de estas magnitudes!- gritó a toda voz, sacudiendo su puño derecho en el aire, mostrando las mangas de una camisa blanca, que se ocultaba dentro del terno negro que llevaba puesto.

La música de fondo cesó, sólo se podía escuchar el tronar de unas cadenas metálicas, sacudiéndose en alguna parte del sombrío estudio. Su tez canela completamente enrojecida, que tan acostumbrada tenía a los televidentes, se tornaba de un blanco pálido. Su mirada felina se expandía, hasta el punto de tomar la forma de dos platos blancos, mientras unas gotas de sudor recorrían su arrugada frente; la que era limpiada, por un pañuelo blanco, que tenía en el bolsillo izquierdo de la camisa

-En estos momentos, estamos cerrando las puertas del set de grabación. Nos hemos preparado, ante cualquier intento de corte ante la transmisión del programa- Su grave voz se rompía, a cada palabra que pronunciaba -¡No podemos callar a la verdad y tolerar la injusticia, sin importar cuanto perjudique los intereses ajenos!- Estruendosos golpes, de algún lugar en aquel estudio, se hacían más pronunciados, a medida que el locutor continuaba. -El material no fue editado, por ello pedimos disculpas y su discreción, ante las crudas imágenes. Si hay algún menor o alguna persona sensible frente al televisor, se pide que abandone la habitación.

El cambio brusco de escena y el atronador ruido de los golpes, causaron que todos los que estuvieran viendo el programa se alarmaran. Hora 10, era un noticiero sabático, conocido por su política de no censurar nada. Nunca antes; había pedido "discreción, ante las crudas imágenes" o peor aún, que alguien abandonase la habitación. Algo extraño estaba pasando, y a medida que el vídeo se reproducía, muchos televidentes se preocupaban, cada vez más.